La perjudicial exposición al gas radón en las viviendas
Según la OMS es la segunda causa de cáncer de pulmón tras el tabaco. Hoy te contamos cómo protegerte de sus efectos.
¿Qué es el gas radón y dónde se encuentra?
Se trata de un gas noble, radiactivo, invisible e inodoro que se libera de forma natural de la desintegración del radio, que a su vez se encuentra en las rocas, la tierra y el agua. Es bien sabido que este gas se puede encontrar en infinidad de lugares, ya que forma parte de la radioactividad natural del planeta. Dicho esto, sus concentraciones varían en función del tipo de suelo, las edificaciones, las rocas del lugar, la orografía, el viento…
En espacios abiertos, el radón tiene concentraciones muy bajas porque se diluye con el resto de los gases que forman la atmósfera. El verdadero problema lo encontramos cuando se abre paso en espacios cerrados, tales como sótanos, bodegas o desvanes, ya que son zonas confinadas y están en contacto con el terreno. Ahí el radón se acumula y se asienta, lo que sumado a una escasa ventilación o una construcción muy hermética puede tener unos efectos devastadores para nuestra salud.
Según la OMS la mayor exposición al radón se produce en los hogares, ya que este gas entra en las casas a través de grietas o de las uniones entre paredes. Si bien todos los edificios pueden contener radón, hay zonas geográficas que debido a su geología es probable que tengan niveles más elevados.
En España, el mapa del potencial del radón, elaborado por El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), afirma que las zonas con concentraciones superiores a 300 Bq/m3 se consideran peligrosas y nocivas. La unidad con la que se mide la actividad de la radiación producida por la desintegración de elementos radiactivos es el Becquerel (Bq).
Como podemos observar, el 90% de las edificaciones españolas tienen concentraciones inferiores a esta cantidad, y apenas un 10% la supera. Zonas como la sierra pelitoral norte de Barcelona, Extremadura, Castilla y León, Castilla La Mancha o Galicia tienen unos índices algo elevados, por lo que el riesgo es mayor.
A nivel particular, si queremos saber el nivel de concentración de radón en nuestra vivienda, existen medidores de dicho gas o empresas especializadas en este tipo de trabajos. De esta manera, además de conocer exactamente el nivel de radón, también se puede saber las vías de entrada del mismo.
Los efectos del gas radón.
Cuando lo respiramos de forma prolongada, las partículas altamente radioactivas que emite se adhieren al tejido pulmonar donde irradian las células broncopulmonares, y puede provocar daños en el ADN y causar cáncer de pulmón.
Tal y como hemos dicho antes, la OMS estima que hasta un 14% de los casos diagnosticados como cáncer de pulmón están asociados a la exposición constante al gas radón, lo que la convierte en la primera causa de cáncer de pulmón en personas no fumadoras. Por su parte, Para la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), los efectos son sinérgicos. Es decir, fumar y vivir en una casa con alto contenido de radón aumenta el riesgo de cáncer “unas 46 veces más que de darse los dos fenómenos por separado”.
En España, las muertes por cáncer de pulmón debido a la exposición al gas suponen entre 1.500 y 2.000 personas al año.
¿Cómo reducir el radón en casa?
Con motivo de reducir y eliminar la concentración de radón en los interiores de las viviendas, tanto de nueva construcción como ya existentes, por un lado, debemos prevenir su filtración y por el otro asegurar una constante renovación del aire interior evitando así que se acumule.
Para ello, la OMS recomienda seguir distintas estrategias para prevenir y reducir:
- Ventilar la vivienda y mejorar la ventilación del forjado
- Evitar el paso del radón cerrando las puertas de acceso a las zonas más expuestas.
- Cierre de fisuras y grietas en paredes y suelos.
- Instalar un sistema de succión del radón en el subsuelo
- Mejorar la ventilación del subsuelo mediante un sistema de ventilación forzada.